Los drivers o controladores son pequeños programas que
posibilita a un dispositivo hardware se reconocido por el sistema operativo.
Estos componentes son importantes porque mediante ellos el sistema operativo
puede entender el funcionamiento de dispositivo y poder controlarlo.
No todos los dispositivos necesitan la instalación de
drivers. Los que son esenciales para el funcionamiento de un PC vienen
incluidos de fábrica; es el caso de procesadores, discos y memorias.
Cada controlador está creado para un sistema operativo y un
dispositivo concretos. Por ejemplo, el driver de una impresora o una tarjeta
gráfica que valga para Windows 7 no valdrá para la misma impresora o gráfica si
se usa en Windows 10. Además el controlador sólo sirve para ese modelo concreto
de impresora o tarjeta. No para otros, aunque sean de la misma marca.
Usualmente los fabricantes de dispositivos suelen agregar dentro de las cajas
de su productos un cd con los drivers para este mismo, de no tener este cd por
alguna razón debemos estar a la página web del fabricante y descargarlo.
¿Qué
son Firma de controladores?
Los drivers están firmados digitalmente para asegurar su autenticidad.
Desde Windows XP en adelante se bloquea por defecto los
controladores (drivers) no firmados, lo que impide la instalación de estos. Por
tanto, si tienes problemas con el funcionamiento de un componente de hardware y
necesitas descargar un driver no firmado, tendrás que desactivar temporalmente
la verificación de firmas de controladores.
Hay
muchas maneras de instalar los controladores o drivers.
Una de las formas más comunes de instalar un driver es
mediante un “Installshiel”, o programa de ayuda a la instalación, distribuido
en forma de archivo ejecutable (.EXE). Este sistema es el empleado cuando la
instalación del driver implica la instalación de programas adjuntos, como es el
caso de drivers de tarjetas gráficas, tarjetas de sonido, impresoras, etc. En este caso la instalación del mismo consiste
en ejecutar el instalador (archivo .EXE, que normalmente se suele llamar
setup.exe, debiendo seguirse una serie de instrucciones que se nos muestran en
dicho proceso). A veces se nos presentan también opciones de instalación y
configuración. Este sistema es también usado a veces cuando se necesita
expandir los drivers en un directorio en concreto para su posterior uso.
Otra forma de instalar un driver es mediante el
reconocimiento del dispositivo y búsqueda del controlador por parte del sistema
Plug and Play (P&P). En este caso debemos preinstalar los drivers en un
directorio (carpeta) determinado, bien mediante un programa instalador (.EXE) o
bien en muchos casos descomprimiendo un archivo tipo .ZIP o tipo .RAR a dicho
directorio. Una vez que conectamos el dispositivo, el sistema P&P lo
detecta y procede a la localización del controlador en nuestro sistema. Este
sistema se emplea cuando no es necesario instalar un software junto a los
drivers.
Una tercera forma de instalar drivers consiste en, una vez
identificado el dispositivo por el sistema P&P, pero no cargando los
drivers, ir al “Administrador de dispositivos”, localizar el dispositivo que
carece de driver (normalmente marcado con una señal amarilla de precaución) y
mostrar las propiedades de este dispositivo. Una vez mostradas las propiedades
se debe ir a la pestaña Controlador, y pulsar en Actualizar controlador.
Llegado a este punto, se presenta la opción de una instalación automática, en
la que es el propio sistema el encargado de localizar e instalar los drivers o
bien hacerlo de forma manual, buscando nosotros tanto la ubicación del driver
como va versión del mismo que se quiere instalar. En estos casos es preciso que
dichos drivers cuenten con un archivo de información (.INI), que permita al
sistema reconocer dicho driver como el necesario para el funcionamiento de
dicho dispositivo. En todo caso, se elija el sistema que se elija, es muy
importante leer primero los manuales de instalación del dispositivo que se van
a instalar.
Es importante utilizar los drivers apropiados y actualizados
para el sistema operativo correspondiente. De otra manera se corre el riesgo de
que no funcione adecuadamente o lo que es peor que desconfigure otro
dispositivo que si lo hace en forma correcta, o incluso al mismo Windows.
Debido a lo delicado que es su trabajo, es muy fácil que los
drivers cometan errores, sobre todo si se han programado deprisa y corriendo.
Su trabajo se efectúa a un nivel tan básico que el error más nimio puede
desestabilizar el PC. Por ejemplo, si el sistema pide al driver de la tarjeta
gráfica que cambie el tamaño de la pantalla y el driver dice algo erróneo a la
tarjeta, aparecerá un error crítico, un pantallazo azul. Es como quitarle a
alguien el suelo de los pies: el resultado es una caída dolorosa e inevitable.
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